Días que empiezan noches antes y con la luz de un Sol sin nubes explotan.
Este noche tuve un sueño que duró un instante.
Un abuelito
(uso el diminutivo cariñoso porque estaba
extraordinariamente arrugado y extraordinariamente sonriente)
extraordinariamente arrugado y extraordinariamente sonriente)
me cogía de la mano y marcándome una cruz en la frente
con cariño pero sin ceniza
me decía muy bajito
mientras me agarraba por lo hombros
que tenía prohibido enamorarme
y llorar
porque él no iba a volver
para arroparme en las noches de tormenta
y tenerme en sus brazos hasta que creciera
y lo sobrepasara en altura.
Y yo
con mis cinco años
mi camiseta de las Spice Girl
y mi miedo a la oscuridad
le prometía a gritos huir tanto
que ya no querría a ningún hombre
porque él había sido el de mis sueños.
Cuando desperté y recordé al abuelito
entendí
que hay prohibiciones que duran casi 20 años
entendí
que hay prohibiciones que duran casi 20 años
y promesas para toda la vida.
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