martes, 2 de abril de 2013

Día rojo

Hay días que sobrepasan cualquier calificativo que los describa.
Días que empiezan noches antes y con la luz de un Sol sin nubes explotan.

Este noche tuve un sueño que duró un instante.
Un abuelito 
(uso el diminutivo cariñoso porque estaba
extraordinariamente arrugado y extraordinariamente sonriente)
me cogía de la mano y marcándome una cruz en la frente 
con cariño pero sin ceniza
me decía muy bajito 
mientras me agarraba por lo hombros 
que tenía prohibido enamorarme 
                        y llorar
porque él no iba a volver 
para arroparme en las noches de tormenta
y tenerme en sus brazos hasta que creciera
y lo sobrepasara en altura. 

Y yo
con mis cinco años 
mi camiseta de las Spice Girl 
y mi miedo a la oscuridad
le prometía a gritos huir tanto
que ya no querría a ningún hombre
porque él había sido el de mis sueños. 


Cuando desperté y recordé al abuelito
entendí
que hay prohibiciones que duran casi 20 años 
y promesas para toda la vida. 

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